En estos días, ha salido al ruedo del filo periodístico la programación de ciertos eventos en instalaciones del Polideportivo. Estos eventos llamados “fiestas electrónicas”, han sido condenados duramente, tanto por el ministro de Salud de la Nación, Dr. Ginés G.Garcia, así como por el reciente designado titular de la misma área a nivel provincial, Dr. Claudio Mate.
La mentira de la droga
Se ha comprobado que tales eventos carentes absolutamente de aporte cultural, son una incitación para el desborde en el consumo de “éxtasis”. Lamentablemente, parte de nuestra juventud adolece de anclajes culturales lo suficientemente fuertes, como para realizar una distinción interpretativa entre lo valioso que es el disfrute de la energía en la flor de la edad, a través de las normales y vibrantes sensaciones naturales que nos brinda la especie, las circunstancias, el tiempo y el lugar; confundiendo lo anterior con lo disvalioso que resulta la ingesta de estupefacientes, que no los transportan a otro sitio que no sea la quema acelerada de neuronas. Esta droga-como el resto, incluído el alcohol- proporciona a sus consumidores una intensa sensación de bienestar. Sin embargo, su consumo provoca diversos efectos adversos e incluso la muerte. Produce en el consumidor una sensación, de afecto hacia las personas de su entorno, de aumento de energía, y en ocasiones, alucinaciones. Los efectos adversos que provoca su consumo incluyen sensación de malestar general, pérdida de control sobre uno mismo, deshidratación, pérdida de peso y pérdida de memoria. Se han comunicado casos de muerte relacionados con el consumo incontrolado de éxtasis y otras drogas relacionadas.
Fiestas electrónicas
El éxtasis se sintetizó a principios de siglo en Alemania, como fármaco psicológico y con propiedades anoréxicas, ha tenido gran uso en terapias psicológicas hasta su ilegalización. A fines de los 80 comenzó a circular en Buenos Aires como droga recreacional. Su consumo crece asociador a la música electrónica y cada vez más en otros ámbitos.
Pastillas de éxtasis
¿Qué contrapartida tiene este disimulado acto doloso?, ¿qué contrato es más valioso para los responsables que autorizaron y permitirán el evento?, ¿la salud de una cuota importante de jóvenes o los intereses medidos en dinero, de personajes muy conocidos o aún los del erario municipal? Podríamos realizar un dilatado cuestionario adicional sobre aspectos similares y seguiríamos llegando a un resultado conocido.
El estado tiene el sagrado deber de proteger el bien común, mientras lo haga, la sociedad no le pedirá rinda cuentas por tal hecho positivo. Lo contrario, será duramente castigado, pues una miserable suma que se depositará en alguna conocida o desconocida cuenta, estará manchada con años de jóvenes vidas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario